BUENOS AIRES.- Los investigadores de la muerte de Alberto Nisman buscaron durante meses a un testigo que podía aportar información sobre la utilización de armas por parte del ex titular de la UFI Amia, pero éste hacía más de cinco años que había muerto.

Se trata de Alberto Rubén Ricarte, quien aparece en los registros del Renar como la persona a la que Nisman le transfirió la titularidad de un revóver calibre 38 marca Rossi a mediados de junio de 2009. Ricarte murió el 21 de septiembre de 2010, a los 54 años, de un “paro cardiorrespiratorio no traumático” en el hospital Churruca, y su deceso fue anotado en el tomo 36, número 2.130 del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.

El deceso, ocurrido en el hospital policial Churruca, parece indicar que Ricarte tenía alguna relación con las fuerzas de seguridad, pero ello no se desprende del expediente.

Nisman fue titular de dos armas pese a que “no poseía autorización para la tenencia, atento que no se encontraba inscripto como legítimo usuario en ninguna de las categorías” establecidas por el Renar.

El difunto fiscal era dueño de una “pistola semiautomática Bersa calibre 22” que fue hallada en la baulera de la casa de su madre, y el revólver calibre 38, que nunca apareció.

Los investigadores detectaron que había sido transferido a Ricarte, a quien ningún testigo mencionó como conocido o amigo de Nisman, ni tampoco con otra vinculación directa o indirecta con él.

Entonces dispusieron una búsqueda intensa e infructuosa, que concluyó con el informe del registro civil. (DyN)